martes, 27 de septiembre de 2011

San Francisco De Asís es CURADO por un leproso

Un día, cuando el joven Francisco montaba a caballo cerca de Asís, un leproso le salió al encuentro. Francisco sentía una gran repugnancia hacia los leprosos. Esto le empujó con fuerza a bajar del caballo y le dio al leproso una moneda de plata, el leproso le dio un beso de paz en señal de agradecimiento y Francisco montó de nuevo en el caballo y continuó su camino. A partir de este momento empezó a superar cada vez más sus inclinaciones naturales y llegó a una perfecta victoria sobre sí mismo, por la gracia de Dios.
Algunos días más tarde, con gran cantidad de dinero en el bolsillo se dirigió hacia el hospicio de los leprosos y, una vez reunidos todos, les dio a cada uno de ellos una limosna besándoles las manos. A la vuelta experimentó lo que en un principio le resultaba amargo, --ver y tocar a los leprosos--, se le había vuelto dulzura. Antes, la simple vista de los leprosos, como él mismo confesaba, le era tan abominable que incluso evitaba ver las casas donde habitaban. Si en alguna ocasión los veía o le tocaba pasar cerca de una leprosería...volvía el rostro y se tapaba la nariz. Pero la gracia de Dios le convirtió de tal manera que se le hizo familiar y le gustaba convivir con ellos y servirlos, como él mismo reconoce en su testamento. La visita a los leprosos le habían transformado.

lunes, 26 de septiembre de 2011

El loco- Khalil Gibran

LA GUERRA
Una noche, hubo fiesta en palacio, y un hombre llegó a postrarse ante el príncipe; todos los invitados se quedaron mirando al recién llegado, y vieron que le faltaba un ojo, y que la cuenca vacía sangraba. Y el príncipe le pre guntó a aquel hombre:
-¿Qué te ha sucedido?
- ¡Oh príncipe! -respondió el hombre -, mi profesión es ser ladrón, y esta noche, como no hay luna, fui a robar la tienda del cambista, pero mientras subía y entraba por la ventana cometí un error, y entré en la tienda del tejedor, y en la oscuridad tropecé con el telar del tejedor, y perdí un
ojo. Y ahora, ¡oh príncipe! suplico justicia contra el tejedor.
El príncipe mandó traer al tejedor y, al llegar éste al palacio, el soberano decretó que le vaciaran un ojo.
-¡Oh príncipe! -dijo el tejedor-, el decreto es justo. No me quejo de que me hayan sacado un
ojo. Sin embargo, ¡ay de mí!, necesitaba yo los dos ojos para ver los dos lados de la tela que hago. Pero tengo un vecino de oficio zapatero, que tiene los dos ojos sanos, y en su trabajo no necesita los dos ojos.
El príncipe entonces, envió por el zapatero. Y éste acudió, y le sacaron un ojo. ¡Y se hizo justicia!

lunes, 19 de septiembre de 2011

El Profeta (sobre el amor) Khalil Gibran

Entonces dijo Almitra: Háblanos del Amor,

Y él alzó la cabeza y miró a la multitud, y un silenció cayó sobre todos, y con fuerte voz

dijo él:

Cuando el amor os llame, seguidle,

aunque sus caminos sean duros y escarpados.

Y cuando sus alas os envuelvan, ceded a él,

aunque la espada oculta en su plumaje pueda heridos.

Y cuando os hable, creed en él,

aunque su voz pueda desbaratar vuestros sueños como

el viento del norte asola vuestros jardines.

Porque así como el amor os corona, debe crucificaros.

Así como os agranda, también os poda.

Así como se eleva hasta vuestras copas y acaricia

vuestras más frágiles ramas que tiemblan al sol, también

penetrará hasta vuestras raíces y las sacudirá de su arraigo a la tierra.

Como gavillas de trigo, se os lleva.

Os apalea para desnudaros.

Os trilla para libraros de vuestra paja.

Os muele hasta dejaros blancos.

Os amasa hasta que seáis ágiles,

y luego os entrega a su fuego sagrado, y os transforma

en pan sagrado para el festín de Dios.

Todas estas cosas hará el amor por vosotros para que

podáis conocer los secretos de vuestro corazón, y con

este conocimiento os convirtáis en un fragmento del corazón de la Vida.

Pero si en vuestro temor sólo buscáis la paz del amor

y el placer del amor,

Entonces más vale que cubráis vuestra desnudez y

salgáis de la la era del amor,

Para que entréis en el mundo sin estaciones, donde

reiréis, pero no todas vuestras risas, y lloraréis, pero no

todas vuestras lágrimas.

El amor sólo da de sí y nada recibe sino de sí mismo.

El amor no posee, y no quiere ser poseído.

Porque al amor le basta con el amor.

Cuando améis no debéis decir "Dios está en mi corazón",

sino más bien "estoy en el corazón de Dios".

Y no penséis que podéis dirigir el curso del amor,

porque el amor, si os halla dignos, dirigirá él vuestros

corazones.

El amor no tiene más deseo que el de alcanzar su

plenitud.

Pero si amáis y habéis de tener deseos, que sean estos:

De diluiros en el amor y ser como un arroyo que

canta su melodía a la noche.

De conocer el dolor de sentir demasiada ternura.

De ser herido por la comprensión que se tiene del amor.

De sangrar de buena gana y alegremente.

De despertarse al alba con un corazón alado y dar

gracias por otra jornada de amor;

De descansar al mediodía y meditar sobre el éxtasis

del amor;

De volver a casa al crepúsculo con gratitud,

Y luego dormirse con una plegaria en el corazón para

el bien amado, y con un canto de alabanza en los labios.


JURAMENTO DE HIPÓCRATES DE COS

"Por Apolo médico y Esculapio, juro: por Higias, Panacace y todos los dioses y diosas a quienes pongo por testigos de la observancia de este voto, que me obligo a cumplir lo que ofrezco con todas mis fuerzas y voluntad.

Tributaré a mi maestro de Medicina igual respeto que a los autores de mis días, partiendo con ellos mi fortuna y socorriéndoles en caso necesario; trataré a sus hijos como mis hermanos, y si quisieran aprender la ciencia, se las enseñaré desinteresadamente y sin otro género de recompensa. Instruiré con preceptos, lecciones habladas y demás métodos de enseñanza a mis hijos, a los de mis maestros y a los discípulos que me sigan bajo el convenio y juramento que determinan la la ley médica y a nadie más.

Fijaré el régimen de los enfermos del modo que le sea más conveniente, según mis facultades y mi conocimiento, evitando todo mal e injusticia.

No me avendré a pretensiones que afecten a la administración de venenos, ni persuadiré a persona alguna con sugestiones de esa especie; me abstendré igualmente de suministrar a mujeres embarazadas pesarios o abortivos.

Mi vida la pasaré y ejerceré mi profesión con inocencia y pureza.

No practicaré la talla, dejando esa operación y otras a los especialistas que se dedican a practicarla ordinariamente.

Cuando entre en una casa no llevaré otro propósito que el bien y la salud de los enfermos, cuidando mucho de no cometer intencionalmente faltas injuriosas o acciones corruptoras y evitando principalmente la seducción de las mujeres jóvenes, libres o esclavas. Guardaré reseva acerca de lo que oiga o vea en la sociedad y no será preciso que se divulgue, sea o no del dominio de mi profesión, considerando el ser discreto como un deber en semejantes casos.

Si observo con fidelidad mi juramento, séame concedido gozar felizmente mi vida y mi profesión, honrado siempre entre los hombres; si lo quebranto y soy perjuro, caiga sobre mí, la suerte adversa".

sábado, 10 de septiembre de 2011